Este domingo se cumplen 45 años del día en el que el entonces obispo de Vitoria, José María Larrauri, regaba con su hisopo las recién construidas instalaciones del Aeropuerto de Vitoria, o de Foronda, ante las principales autoridades de la época, presididas por el lehendakari Carlos Garaikoetxea.
La infraestructura, ya grande en términos absolutos, se hacía enorme en lo relativo para aquella provincia de 250.000 habitantes, demográficamente modesta, sí, pero ambiciosa. No en vano, fue el empeño de su Diputación el que hizo posible, a petición de la Cámara de Comercio, que al noroeste de la Llanada se habilitará una pista de aterrizaje de más de dos kilómetros (hoy 3.500 metros), una de las más grandes de España. Esa longitud, junto con la ausencia de accidentes geográficos extremos, y las buenas condiciones de visibilidad y vientos dominantes, son las que diferencian a Foronda de los muchos aeropuertos de ciudades pequeñas que se levantarían más de dos décadas después al calor del ladrillo y la megalomanía de algunos políticos.
Condiciones excepcionales
Gracias a esas excepcionales condiciones, Foronda ha batido en enero su récord de pasajeros, albergando los vuelos desviados de otros aeródromos donde aterrizar en según qué condiciones entraña más riesgo.
Gracias a esa longitud, que permite que los aviones más grandes tomen tierra en Vitoria sin problemas de frenada, nos llegaron las merluzas de Sudáfrica y los paquetes de DHL, los aviones con el equipo de Rammstein y los Guns n’ Roses o los Antonov ucranianos.
Pero Foronda no nació con esa vocación carguera que hoy le distingue como el cuarto aeropuerto del Estado en trasiego de mercancías. La idea era que trajera y llevara personas, y así sucedió durante unos cuantos años, hasta tocar techo en 1990 con 290.00 pasajeros.
Especialización en mercancías
Vendría después un paulatino declive, pero con la especialización en el transporte de carga desde 1993 y la constitución en 1994 de la sociedad VIA (formada por Aena, el Ayuntamiento de Vitoria, la Cámara de Comercio e Industria de Álava, la Diputación Foral y el Gobierno Vasco), Foronda aguantaría los futuros envites con fortaleza y flexibilidad. Así ha llegado hasta nuestros días con las puertas abiertas y las instalaciones renovadas, fuerte pero estancado en el ámbito de la carga, y más modesto en lo que a pasajeros se refiere. Vivo, en todo caso.
Símbolo del territorio
Desde que se construyó, Foronda es uno de los símbolos de Álava, tierra de tradición aeronáutica, un lugar donde, justo diez años después de que por primera vez un humano volara y sobreviviera para contarlo, se abría una escuela de aviación. En 1913, desde el aeródromo de Lakua, comenzaron a surcar el cielo los primeros pilotos alaveses.
Así pues, Foronda es un símbolo, una bandera, y como tal fue utilizado, junto con los embalses del Zadorra, en la guerra de baja intensidad con Bizkaia que nos tuvo entretenidos a alavesas y alaveses en los años ochenta y noventa del pasado siglo, y lo cierto es que algo de chicha había detrás de todo aquel ruido. Las instituciones del otro lado del Gorbea miraban con mucho recelo nuestra espléndida y despejada pista de aterrizaje y algo sí que se conspiró para boicotear al aeropuerto vitoriano.
Finalmente, la construcción de La Paloma de Loiu dejó a Foronda en un segundo plano en materia de pasajeros, pero pese a haber llegado a perder los vuelos regulares y hasta el tráfico de pasajeros por completo en algunos momentos (2011) y la operatividad de 24 horas (2012), como decíamos, sigue vivo. En 2021 recuperó el H24, un aspecto clave para su competitividad, y las compañías de bajo coste, RyanAir, fundamentalmente, mantienen activa la terminal.
El presente
Ahora VIA trabaja en el nuevo contrato para operar vuelos de pasajeros desde Foronda, cuyo plazo para recibir ofertas se ha prorrogado varias veces en un contexto en el que RyanAir está en pleno pulso con el Gobierno de España por las tasas aeroportuarias. En Vitoria se pretende seguir con los destinos actuales; Milán, Bruselas, Sevilla, Málaga, Alicante y Palma de Mallorca, y a ser posible establecer nuevos enlaces low-cost, para lo que se ha previsto una inversión de 6,2 millones de euros en dos años. Además, los vuelos chárter complementan estas operaciones, con destinos como Cabo Verde, Atenas o Madeira. El viejo sueño de los vuelos trasatlánticos desde Vitoria, además, se reactivó con la intención del Gobierno Vasco de Imanol Pradales de impulsar Foronda como aeropuerto de referencia en esta materia, pero en otoño United Airlines enfrió las expectativas al anunciar que Loiu tendrá desde mayo vuelos regulares a Nueva York. El reto a medio plazo es alcanzar el medio millón de pasajeros anuales.
FOTOGRAFÍA: Photo Araba/Txus Díez
