En los siglos XII y XIII, los reinos cristianos comenzaban a consolidarse en la Península Ibérica. En aquel tiempo, Álava era una región fronteriza que se disputaban los reinos de Navarra y Castilla, sobre todo desde que Alfonso VIII de Castilla se anexionó buena parte del territorio en 1200.
Bajo ese contexto se fortificaron localidades clave como Laguardia, Labraza, Antoñana, Agurain, Peñacerrada o Bernedo, con el fin de proteger la frontera frente a posibles incursiones enemigas y para asegurar el control de las rutas comerciales hacia el Ebro y el Cantábrico, pues Álava era territorio de paso de la lana, el vino o la sal. Las murallas no solo protegían a las poblaciones de ataques externos, sino que también marcaban un claro límite urbano, separando la villa, con sus derechos y privilegios, de las áreas rurales circundantes.
Además de la rivalidad entre reyes, en aquel tiempo surgieron conflictos internos entre los señores feudales y las villas protegidas por los fueros reales, lo que también impulsó la construcción de murallas para proteger a las incipientes ciudades de los señores rurales.
Diferentes épocas
Estas imponentes construcciones, por otro lado, no se levantaron en un momento concreto, sino que fueron construyéndose a lo largo de los siglos en función de las necesidades de cada época. Así, en los siglos XI y XII surgen las primeras fortificaciones, de origen navarro (caso de Vitoria o Laguardia), y en la centuria siguiente es ya Castilla la que echa mano de canteros y albañiles para asegurar el dominio del territorio recién conquistado, bajo los reinados de Alfonso VIII y Alfonso X. Ya en el siglo XIV las fortificaciones se refuerzan en el contexto de las guerras banderizas.
Los trazados urbanos de hoy
La construcción de las murallas definió además los trazados urbanos de muchas localidades alavesas, que hoy perviven, aunque en muchos casos las paredes que los delimitaron hayan desaparecido o estén ocultas por construcciones posteriores.
Las murallas más relevantes
Vitoria-Gasteiz
La ciudad contó con tres murallas a lo largo de su historia. De la más antigua, del siglo XI, pueden visitarse dos tramos: uno fue restaurado con cierta creatividad en lo que al rigor histórico y patrimonial atañe en la década de 1960. Se ubica junto al Palacio Escoriaza-Esquivel; en el otro tramo, en las traseras del Palacio Villa Suso, al muro de mampostería que se conservaba se le añadió una estructura de madera hasta alcanzar la altura original. Se logró así una pasarela-mirador que se corresponde con el antiguo paso de ronda. Este proyecto obtuvo una mención especial en los premios Europa Nostra. El Rincón del Silencio, entre el mirador de la muralla y el Palacio Villa Suso, incluye postes con frases de Mario Benedetti sobre el olvido y la memoria.
Los restos de la segunda muralla, del siglo XIII, están en la Iglesia de San Pedro. En sus muros se pueden contemplar almenas y ventanas saeteras de este segundo sistema defensivo, construido tras la ampliación de la ciudad medieval hacia el oeste.
Laguardia
Las murallas fueron construidas en el siglo XIII, durante el reinado de Sancho VII de Navarra, para proteger la villa en un período de constantes disputas fronterizas entre Castilla y Navarra. Laguardia quedó marcada por su función castrense, de tal manera que su casco urbano se compone de tres calles longitudinales que a su vez se encuentran cruzadas por tres cantones. Existen otras dos calles menores paralelas a las principales, una calleja transversal que une las calles Mayor y Páganos, y una plaza rectangular en el centro; todo ello delimitado por el recinto amurallado.
Salinillas de Buradón
Salinillas de Buradón fue fundada por el rey Sancho IV de Castilla en 1264 y, debido a su gran importancia geoestratégica y económica, hizo que fuera amurallada con piedra caliza. Las murallas están bien conservadas, y se pueden recorrer varios tramos junto con las puertas de entrada que delimitan el casco histórico. En los siglos XVI y XVII se acometió una reforma; se derribaron algunas piezas y se emplearon esas mismas piedras en el nuevo trazado. La puerta norte, con su arco escarzano, pertenece a esa época.
Antoñana
En 1182 Antoñana fue fundada por Sancho el Sabio de Navarra sobre un antiguo fuerte, en la confluencia del camino que partía de Armentia, por Okina y Corres, y el de la Llanada a Estella, a través del puerto de Azazeta.
Se cree que la muralla se empezó a construir inmediatamente después de la fundación, y hoy día conserva buena parte de su trazado original, rodeando a un casco histórico que mantiene casi intacta su estructura medieval. Cuenta con tres calles principales y varias pequeñas callejuelas, unidas por cantones y pasadizos, y los paredones que protegen al conjunto miden entre 5 y 12 metros de altura.
Peñacerrada
Las murallas se levantaron en el siglo XIII, cuando Peñacerrada era un importante bastión defensivo que controlaba el paso por el puerto de Herrera y la Sierra de Cantabria. Nos queda hoy una imagen icónica, la de los dos grandes cubos macizos y la puerta de arco apuntado, y además se conservan algunas puertas y tramos del perímetro amurallado.
Bernedo
Bernedo protegía una ruta hacia el norte a través de la Sierra de Cantabria, y sus murallas también defendían a la población frente a las incursiones de los reinos vecinos. La localidad nació en torno a su castillo, recibió fuero por parte del rey navarro Sancho VI en 1182, y a partir de ahí la fortaleza y la villa se unieron mediante la muralla, con contaba con un foso inundable. Hoy día quedan algunos restos y el trazado del casco urbano aún reflejan su antigua presencia.
Labraza
La población fortificada más pequeña del País Vasco cuenta con una de las murallas mejor conservadas de todo el mundo, tal y como se reconoció en 2008 con la concesión del Premio Mundial de Ciudades Amuralladas.
Labraza es una acrópolis rodeada de murallas salvo, actualmente, en el acceso más importante a la villa. La localidad se estructura en tres calles, estrechas, con pasadizos y placitas. Las casas, reformadas o en ruinas, son en su mayoría del siglo XVI, renacentistas, y aún conservan sus bodegas en el subsuelo de la villa.
Varias de las actuales viviendas son, en realidad, los cubos de la antigua muralla, reutilizados por su consistente fábrica de piedra, como edificios para los vecinos de la villa.
Artziniega
Artziniega fue fundada en 1272 por Alfonso X el Sabio, y en la actualidad conserva su trazado medieval, con el característico trazado de calles paralelas: la de Arriba, la del Medio y la de Abajo, comunicadas entre sí mediante cantones. Por ello fue declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico por el Gobierno Vasco en 1995. Aunque apenas quedan restos visibles, la villa estuvo amurallada desde el siglo XIII tras su fundación por Alfonso X, pues era un punto clave en las comunicaciones entre Castilla y Bizkaia.
Treviño
El Conjunto Histórico Artístico de la Villa de Treviño está considerado Bien de Interés Cultural desde el 28 de septiembre de 1983, y sus murallas se levantaron tras la fundación de la villa por Sancho el Sabio en 1161. Actualmente Treviño conserva algunos restos de su muralla y el trazado medieval es claramente visible.
Agurain
La muralla de Salvatierra fue construida en el siglo XIII, en el contexto de la repoblación de la villa por Alfonso X el Sabio en 1256. Agurain se encontraba en una posición estratégica en las rutas comerciales y de comunicación entre el Reino de Navarra y Castilla, lo que la hacía susceptible a ataques, y por ello se decidió levantar una muralla para proteger la población. Como en otras localidades alavesas, la muralla no solo servía de defensa militar, sino que también delimitaba la villa y sus alrededores.
Hoy día perduran algunos restos de la fortificación, incluidos fragmentos de la muralla original, que se pueden localizar en el casco antiguo de la villa, especialmente cerca de la Plaza de los Fueros y las calles adyacentes. También se pueden ver algunos restos de puertas que formaban parte del sistema defensivo. Además, se conservan partes de las puertas medievales de acceso a la villa, como la Puerta de Santa María, que permitían el paso controlado en tiempos medievales.
FOTOGRAFÍA: Txus Díez/MAPA/Labraza.eus/PHOTOARABA/DFA/Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz