Un equipo multidisciplinar de ingeniería alavés trabaja desde septiembre para sacar adelante una ambiciosa idea; crear un laboratorio para exploradores que trabajan en el mar, con el entorno de la antigua y nunca inaugurada central nuclear de Lemóniz como campo de acción.
Trabajo de investigación
Se trata de un proyecto integral, que comienza con la gestación de la idea y abarca desde el diseño de los prototipos robóticos que se encargarán de operar bajo el agua y su programación hasta su presentación. En estos meses han hecho un exhaustivo trabajo de investigación, han recabado la ayuda de buzos, geólogos e ingenieras para resolver los problemas que se van presentando, relativos, por ejemplo, a las presiones que deberá soportar la maquinaria que han diseñado, y semana a semana van avanzando en conseguir que su idea sea viable.
El equipo tiene además una particularidad. Aquí nadie pasa de los 14 años de edad, salvo los adultos que supervisan su trabajo, bajo la premisa de que sean ellos y ellas quienes se saquen las castañas del fuego.
ZUK les visitó hace tres semanas. En pleno fin de semana, el equipo Tecnoclub Elburgo apretaba el acelerador para llegar en plazo a la final de la First Lego League que se celebra este sábado simultáneamente en Bilbao, Donostia, Mondragon y Vitoria-Gasteiz. Se trata de un programa educativo internacional en el que cada año participan más de 650.000 jóvenes de entre 6 y 16 años de más 110 países de todo el mundo. De ellos, 2.800 estudian en 60 centros vascos y compiten hoy para hacer frente al reto planteado este año por la organización, Submerged, para explorar el océano y proponer soluciones innovadoras a los retos relacionados con el medio marino.
Los ocho equipos que logren clasificarse en esta convocatoria (dos por sede), irán a la final estatal que se celebrará el sábado 29 de marzo en El Ferrol. La final internacional tendrá lugar en Houston entre el16 al 19 de abril de 2025.
Habilidades STEAM
El objetivo de esta competición es desarrollar habilidades para el mundo científico y digital, adquirir valores como el descubrimiento, la innovación, la inclusión y el trabajo en equipo, desde el sistema STEAM (science, technology, engineering, arts and maths), un modelo de educación que integra las disciplinas de ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas. En Euskadi la competición la organiza la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque, junto a la Universidad de Deusto, Mondragon Unibertsitatea y la UPV/EHU.
El legado de Fidel Gómez
Pablo y Roberto son dos de los adultos que se encargan de guiar a los pequeños, recogiendo el testigo de Fidel Gómez, ingeniero natural de Elburgo, alavesista de pro y promotor del Tecnoclub, que falleció hace poco más de un año. Roberto nos guió por este laboratorio donde se amontonaban las cajas de piezas de Lego con las que se fabrican los robots, y en el que los ordenadores portátiles compartían espacio con los ingenios desarrollados por estos pequeños científicos. Nos explicaba que los más pequeños se encargan de crear una réplica de una zona del mar, en la que tienen que introducir un mecanismo que se mueva. “Es el nivel más bajo de programación”, señalaba.
Sobre dos grandes mesas es donde se ejecutan las misiones. Las niñas y niños tienen que conseguir en este espacio quince objetivos que se les han indicado. “Tenemos que programar un robot para que haga las misiones, aquí por ejemplo coger el krill (pequeños crustáceos) y llevárselo a la ballena”, explicaban Martina, Daniela y Francesca.
Un arrecife, un vivero e imágenes en remoto
“Lo importante es que busquen una idea y que la desarrollen, y además la tienen que presentar. Hoy nos toca colocar una cámara y transmitir las imágenes. Van a crear una especie de arrecife en la zona de Lemóniz y lo que se les ha ocurrido es mostrar el el vivero a los científicos”, detallaba Roberto.
Sentimientos traducidos en imágenes
Cada año el reto es diferente. El curso pasado, por ejemplo, se trataba de maridar el arte con la ciencia. “Hicieron un asistente cinematográfico conectado a un perro artificial que hacía de guía en las películas para que le siguieran otros perros y que ayudaba cuando se les olvidaba el guión a los actores. En el grupo de mayores hicieron una especie de plotter que mediante inteligencia artificial traducía un sentimientos (frases, música, etc) en una imagen”, señalaba Pablo.
Puntero laboratorio infantil
Uxua, Arianne y Aitana, invitada ese sábado a conocer este puntero laboratorio infantil, buscaban información para optimizar el trabajo del robot en el que han trabajado, que será capaz de tomar mediciones, grabar imágenes y limpiar el fondo marino. El cacharro tiene motores, sensores de medición para evitar colisiones y sus desarrolladoras han tenido incluso que hacer una estimación de su coste, para ofrecer una presentación lo más completa posible.
Robots autónomos
Iker, Dani y Garbiñe son los otros adultos que supervisaban el trabajo de los otros dos equipos de pequeños científicos. Garbiñe es la guía de los benjamines y con mucha paciencia trataba de aunar diversión con aprendizaje. Iker y Dani acompañaban al otro equipo de mayores. “Hemos hecho una serie de excursiones para ver cuáles son los problemas de la gente de mar y a partir de ahí han planteado el proyecto del estudio oceanográfico en Lemóniz. Ahora están eligiendo cuáles son las pruebas que tienen que hacer y, en resumen, aprenden a programar robots totalmente autónomos. Son pequeños; hay que enseñarles matemática básica para ejecutar movimientos lineales, te puedes imaginar…”, decía Iker.
En la competición de toda España, explicaba Pablo, se puntúan cuatro aspectos diferentes (diseño/juego del robot, proyecto de innovación y Core Values). Cada sede presenta sus proyectos, y el año pasado Elburgo ganó en Vitoria y fue al Nacional, a Alicante, donde quedaron segundos en la categoría de valores, “pero lo importante es que están aquí entretenidos, y que hagan amigos”, concluía Dani.
FOTOGRAFÍA: Txus Díez
