En la sede municipal de Ordoñana, cabecera de San Millán, su alcaldesa, Erika Letamendi, nos recibe en una fría y luminosa mañana de diciembre. Estabilizado en unos 720 habitantes desde hace ya varios años, San Millán es el paradigma de municipio de la Llanada, un conjunto de pequeños pueblos diseminados de carácter eminentemente agrícola. Y no les va mal en ese sentido, habida cuenta de cómo está el panorama en el sector Primario en todo el Occidente europeo.
“Es sorprendente, pero en San Millán hay bastantes jóvenes que se han animado a hacer un relevo generacional; yo creo que la agricultura tiene futuro en Donemiliaga”, afirma Erika.
Semillero de empresas agrícolas
De hecho, explica, en el polígono de Okiturri el Ayuntamiento compró un pabellón, cedió la mitad a la Asociación de Desarrollo Rural Lautada y ahí se ha puesto en marcha un semillero de empresas agrícolas. “Tenemos los que hacen la separación de la legumbre, el aceite, ahora el molino, tenemos el matadero de pollos… Todas estas cosas que salen desde estos municipios tan pequeñitos animan a las agricultoras y agricultores que tenemos alrededor, saben que tienen ese apoyo desde el Ayuntamiento, que les ayudamos en todo lo posible”, afirma.
Pero en San Millán también hay industria. Comparte el polígono de Asparrena con el municipio homónimo, y exclusivamente en su término está el de El Ventorro, pero Erika explica que son centros principalmente logísticos. “Son todo camiones y son camiones que vienen de fuera”, y aunque por esa razón no hay mucha repercusión en el empleo en la zona, desde el punto de vista tributario los polígonos dan ingresos al Ayuntamiento, con los que “podemos dar un montón de servicios”.
Tres islas
Por otro lado, San Millán es, desde el punto de vista geográfico, un sitio singular. Está dividido en “tres islas, la que está entre Asparrena y la Sakana, luego la que tenemos al otro lado, hacia Dulantzi; y luego esta en la que estamos, a las faldas de la Sierra de Elgea y Agurain”. Para sus habitantes y regidores, esta disposición física acarrea ciertas particularidades, habida cuenta además de que en San Millán no hay un núcleo de población que, por tamaño, haga las veces de capital. Durruma y Narbaiza, «cada uno en una punta” del municipio, “se llevan la palma en cuanto a población”, pero ejercen de cabecera oficiosa «Agurain, Araia y Dulantzi”, explica la alcaldesa. Esa dispersión supone que, por ejemplo, los vecinos de San Millán acuden a cuatro centros médicos diferentes; “los de Dulantzi, Araia, Agurain y Ozaeta”, y a los centros escolares de los tres primeros municipios. Además, dos niños más pequeños van “a la eskola txikia de Ozaeta”.
‘Ongi etorri’ a los nuevos vecinos
Pronto a esa eskola txikia irán algunos pequeños más. En cuanto a edad, en San Millán “ganan los mayores ganan los mayores por goleada, pero todos los años sacamos una subvención directa, el ongi etorri a los que han nacido, y este año 2025 tenemos tres en el presupuesto; en algunos municipios no nace nadie, no estamos mal”, afirma la alcaldesa.
«Este año 2025 tenemos tres nacimientos; en algunos municipios no nace nadie, no estamos mal»
ERIKA LETAMENDI
Actividades itinerantes para las personas mayores
Esa particular dispersión del municipio por Lautada hace por otra parte que el uso del coche particular sea «obligatorio sí o sí». Hay transporte comarcal a la demanda, pero «tampoco se hace mucho uso», explica la alcaldesa. Por ello, y para minimizar los traslados, en materia de ocio las actividades deportivas se han extendido de tres a cuatro pueblos diferentes, «y para el año que viene hemos previsto junto con Iruraiz-Gauna hacer actividades para la gente mayor en cada junta administrativa. Nos iríamos moviendo y tendríamos transporte para que la gente mayor que no que no pueda coger el coche también se anime a ir a esas actividades».
Un centro de atención diurna específico
Para atender a esas personas mayores del municipio, especialmente las que viven en el entorno de la carretera A-3012, que atraviesa Barrundia, San Millán y Asparrena, se quiere poner en marcha un centro rural de atención diurna, un CRAD, específico. «Es un proyecto que ya lleva muchos años, pero bueno, está un poco paralizado no por el Ayuntamiento, sino por terceras personas», señala Erika. Los mayores de está zona, la más pegada a las faldas de Elgea, «no se ven en un CRAD de Dulantzi, no se ven en un CRAD de Agurain, y no se ven en un CRAD de Asparrena, porque les pilla muy a desmano». «Nos está costando muchísimo sudor y mucha lágrima, pero bueno, ahí seguimos en ello», explica. Otro plan en el que se trabaja en San Millán es en el de la construcción de vivienda social, y ya para el próximo presupuesto «queremos empezar con el proyecto y el estudio, a ver si conseguimos a primeros de año comprar el edificio». Se trata de atender una de las demandas más acuciantes de toda la Álava rural, la de la vivienda, con el fin de fijar población.
El papel de los bares en los pueblos
En cuanto a la actividad económica, además de la agricultura y la industria, en San Millán hay casas rurales, pero la gente que se acerca al municipio, para pasar un fin de semana, ir al monte o hacer marcha nórdica, «al no tener hostelería», «se va a los pueblos que tienen que tienen restaurantes». «Echamos de menos algún establecimiento -prosigue-, estaría muy bien porque además son los puntos de encuentro de los pueblos; yo creo que debería de ser casi obligatorio que en cada pueblo chiquitín haya un pequeño bar donde la gente se reúna goxo-goxo«.
Escucha la entrevista a Erika Letamendi en nuestro podcast, Araban Zehar
FOTOGRAFÍA: Txus Díez