Araba es singular y, en parte, esa singularidad se debe a su entramado local. Los concejos alaveses son la base de esa organización y su pervivencia en el tiempo, ha conseguido que los actuales pueblos alaveses gestionen, desde lo comunal, sus servicios, sus montes y su patrimonio. Porque, el funcionamiento concejil, en el que las decisiones las toma directamente la Asamblea Vecinal (Concejo) permite a las vecinas y vecinos de nuestros pueblos una participación directa y efectiva en la administración y gestión de sus intereses.
Esta Administración concejil se basa en sus Usos y Costumbres, sus Ordenanzas y en la Norma Foral de Concejos, que aprobaron las Juntas Generales. Sin embargo, esta norma, vigente desde 1995, no responde a la realidad actual de la sociedad alavesa, que ha cambiado considerablemente durante estos 30 años. Los concejos necesitan una herramienta actual, acorde a la realidad del siglo XXI y que les permita fortalecer su autonomía y eficacia, mejorar la participación ciudadana en la gestión local y desarrollar su cometido en defensa del bien común.
Ahora nos encontramos en la última fase del proceso de modificación de la actual Norma Foral de Concejos. Tras más de año y medio de trabajo, en el que se han escuchado las diferentes opiniones y visiones de nuestro territorio, el trabajo de la Ponencia ha llegado a su fin y con la elaboración de una serie de conclusiones que tienen que servir al Ejecutivo Foral para elaborar y presentar en las Juntas Generales un Proyecto de Norma Foral de Concejos.
Desde EH Bildu estamos moderadamente satisfechos/as con las conclusiones acordadas en la Ponencia, ya que, aunque no recogen todas nuestras propuestas, sí se incluyen cuestiones que estaban en entredicho o no se aceptaban por otros grupos junteros.
En primer lugar, hemos avanzado en el propio reconocimiento de los concejos. Así las Juntas Generales de Araba deberán asegurar su pervivencia, respetar su autonomía y fomentar su desarrollo. De la misma forma, se propone que la denominación oficial de esta administración sea siempre la de Concejo y no la de Entidad Local Menor. Esta propuesta en la denominación tiene que servir para situar al concejo en el plano del que nunca debió salir, en la misma categoría que está el resto de administraciones locales, ni más ni menos.
En segundo lugar, también se han aprobado conclusiones enfocadas a mejorar y hacer más llevadero el trabajo de las personas que representan al concejo. Los cargos electos seguirán siendo honoríficos y gratuitos, pero contarán con mejoras importantes. Por un lado, se propone y acepta la creación de la tan necesaria administración concejil, imprescindible para liberar de las tareas administrativas al presidente y vocales. Esa administración también permitirá aplicar la administración electrónica, mejorar la transparencia y dotar de una continuidad administrativa a estas entidades. Además, aun manteniendo los cargos concejiles como gratuitos, se debe establecer algún sistema de compensación de gastos y se equiparan los cargos electos concejiles con los municipales a la hora de disfrutar permisos laborales por el desempeño de sus funciones.
En tercer lugar, hay que destacar el esfuerzo que se ha realizado para dotar de una mayor claridad a todo lo relacionado con el funcionamiento, administración y gobierno del propio concejo. En este sentido, uno de los aspectos más relevantes es el mandato para que la Diputación facilite el modo que tienen los concejos de relacionarse administrativamente. Es por ello que deberá crear una “ventanilla única” para que los concejos hagan sus trámites sin necesidad de repetir el papeleo burocrático.
La nueva Norma Foral de Concejos debe ser una herramienta eficaz para fomentar la igualdad y para facilitar la implicación sociopolítica de las mujeres, de las personas jóvenes y de los y las nuevas vecinas y promocionar así su participación en la vida comunitaria.
Para EH Bildu es importante abordar el reto demográfico y el equilibrio territorial y consideramos que los concejos desempeñan un papel esencial en la respuesta a este desafío como agentes activos en la revitalización del territorio. El hecho de ser la institución más próxima a la ciudadanía en el medio rural les coloca en una posición estratégica para abordar cuestiones como la despoblación, la falta de servicios y la sostenibilidad del entorno. Esto requiere de unas entidades locales fuertes, autónomas, con recursos suficientes y con herramientas para defender el bien común y su gestión. Y la nueva Norma Foral de Concejos es una oportunidad para avanzar en ello. No podemos desaprovecharla.
Ruth Ibisate y Javier Argote. Grupo juntero EH Bildu Araba
FOTOGRAFÍA: Txus Díez